sábado, 23 de febrero de 2008

Soltería: ¿Opcional?

La libertad, la dulce y alegre libertad, ¿quién no la disfruta? Tanto nos gusta, tanto la disfrutamos, tanto placer nos da, que llega un momento en que nos damos cuenta que nos empalagó, que no la queremos más... que ya es hora de un cambio. Y ahí mismo es donde empiezan los problemas...
Buscar un compañero: dónde, cómo encontrarlo, cómo nos aseguramos que es una buena opción, cómo sabemos si funcionará... Preguntas que nos llevan a repensar en si en verdad queremos abandonar la soltería. Es que una vez que le sentimos el gustito a la libertad, ponerse a trabajar para buscar una compañía y dejar de ser libres se puede llegar a convertir en un gran y arduo trabajo de nunca acabar. Pero, ¿qué importa? El que no arriesga no gana, ¿no? Y de última, nunca es tarde para volver atrás.

Cansados de la soledad, salimos en busca de Esa persona.
Creemos haberla encontrado y empieza la relación. Nada formal todavía, pero no importa porque el momento de prueba suele ser el más tranquilo, además de ser el que nos da una visión de lo que puede llegar a ser el noviazgo.
Dos opciones:
1) Todo sale bien, comienza el noviazgo y todo se encamina para ser una hermosa relación duradera... No nos sirve para este tema, pero bien para los que lo logran! Queridos afortunados, sigan así!
2) Por X razón algo sale mal y todo se termina incluso antes de empezar. Suele pasar, no es nada del otro mundo, pero es cierto que puede llegar a provocar desilución e incluso depresión... Tanto tiempo se estuvo bien y sólo, y ahora que se intenta estar con alguien no se llega al comienzo que ya todo está mal.

Hay pocas cosas que afectan tanto a una persona como una relación frustrada: tanto empeño, tanto esfuerzo, tanto deseo de que en verdad funcione... ¿Y todo para qué? ¿Para que a la primera de cambio alguno se asuste y se aleje? ¿Para que el primer desacuerdo lleve a la protopareja a una especie de "apocalipsis"?
Los cambios cuestan. Los cambio afectan. Los cambios no sólo duelen, sino que lastiman. Los cambios asustan. A nadie le gustan los cambios, pero lo que no mata fortalece, y es de los errores de donde aprendemos, asique no hay más que levantarse al caer y aprender a estar mejor preparados para saltar la próxima piedra más alto y tratar de no tropezar de nuevo.

Obvio, también están los "fóbicos a las relaciones" y sus excusas baratas: soy infiel, para que me voy a poner de novio/a; me gusta demasiado la joda; lo que busco no se encuentra en un sóla persona; y demás... Admítanlo! Tienen miedo, le pasa a todos. Pero fuera de las excusas todos terminan igual: solteros de día, solteros de noche.
Pero las cosas siempre pueden cambiar, y el fóbico puede que, de un momento para otro, se sienta con la necesidad de tener pareja, y buscarla, y encontrar su protopareja y tropezar, para luego deprimirse un tiempo, luego levantarse y elegir uno de los dos caminos: o volver a intentar y buscar otra pareja o volver a intentar con la fallida; o volver a ser el soltero empedernido.


Los límites están ahí, a la vista de todos: la opción de fracasar es tan grande que la capacidad de lograrlo son a veces mínimas. Los fóbicos cambiantes pasan a tener una necesidad tan grande de tener pareja que generalemente se apuran en las decisiones. Los incasables "intentadores" ya tienen tan asumido el fracaso que sólo buscan un fracaso más...
La soltería no es opcional gente. Nacimos sólos y estamos destinados a morir sólos. No hay vuelta que darle, no importa que tanto se busque estar siempre acompañado, al final siempre terminamos sólos...


lunes, 18 de febrero de 2008

Hoy: Crìtica a la Facultad de Ciencias Exactas de La Plata

Pasamos nuestra niñez jugando hasta llegar a la adolescencia. Llegamos a los comienzos de la adolescencia, con todos los cambios que implica, y muchas veces, se lo combina con un cambio de colegio (como es en mi caso, que sufrí el cambio de la Escula Ex-Normal Nº1 al Colegio Nacional de La Plata). Se va creciendo con el tiempo, especulando que en tan sólo 6 años no se estudiará nunca más, se termina el colegio y todo pasa a ser un "viva la pepa". Últimos dos años de la secundaria: peleas por Bariloche, por como empezar a juntar plata para el viaje de egresados, porque algunos hacen mucho y los que tienen en verdad que hacer no hacen nada, fin de año, comienzo del último año, peleas por los buzos, peleas porque no se consiguió toda la plata (que no se termina usando apra absolutmente nada), peleas porque para la mesa de tortas siempre llevan comida los mismo, Bariloche, fiestas todos los día, fiestas de egresados, se acerca el fin de cursada secundaria y todos se encuentran con el mismo temor: "se termina el colegio y hay que ir a anotarse a la facultad".

Todo cambia, todos se separan debido a sus carreras y de repente te encontrás en Febrero, levantándote a las 7 am para llegar a las 8 am a la facultad por el Fucking Curso de Ingreso (FCI)!

Primer día de clases del FCI. Nadie conoce a nadie, todos están con la misma actitud, "agarrás un banco y te sentás", llega el profesor con los ayudantes. "Esto no es un curso nivelatorio, bla bla bla, traten de hacer los ejercicios, bla bla bla, presten atención a las explicaciones, bla bla bla... (y ahora sí! la parte importante:) En los laboratorios no se puede ni comer ni tomar, pero si quieren traer mate y bizcochitos no hay problema. Es más, serán muy bien recibidos por lso profesores." (risas).

Obvio, siempre existe la profesora histérica que no te deja hacer un carajo, que no quiere ni que comas ni que tomes ni que charles ni que dibujes mientras ella habla ni nada. Todo es leer, leer y leer... (para leer leo en mi casa, hermana!). Primer pensamiento: "Que vieja chota!", pero en cuando estamos pensando en eso y puteándola por adentro hace una aclaración: "si quieren comer, fumar o lo que fuese, salen del aula, hacen lo que tengas que hacer y vuelve". Todos ya son felices nuevamente.

Tercer semana del FCI, alrededor de las 11 am: te levantaste a las 7, ergo hace por lo menos 4 horas que no comés. El estómago te empieza a pedir comida (y a gritos!), te olvidaste las galletitas y todos los demás también. Decidís junto con una amiga ir hacia el bufet y comprarte un sánguche a medias con ella. Obvio, todos te piden que te traigan uno para ellos. Volvés al aula, hay algunos chicos que están comiendo, otros tomando mate, pasas todas las mesadas hasta la tuya, que obvio sos tan boludo que te sentaste en la mesada de adelante de todo, justo en frente de la profesora y al lado de donde siempre están los ayudantes. Empezás muy tranquilamente a comer, y viene el ayudante a decirte que no comas... bueno, lo guardo. Pero estaba muy rico! Y ahora que ya lo probé tengo más hambre todavía!!!! "Vamos afuera a comerlo?", te dicen. Lo pensás un momento... Qué lo vas a pensar! No desayunaste, no comés desde la noche anterior, DAME COMIDAAAAAA! "Dale, vamos afuera", y salen todos.

Están saliendo y la profesora los mira con cara fea y les dice "Ahora vamos a dar clase, eh!" "Bueno profe, ahora entramos". Empezás a comer tu muy amado sanguchito, todos se sientan y uno dice "Como poder, no nos puede decir nada. Con el régimen universitario sos libre de entrar y salir de la clase cuantas veces quieras". "Si, obvio.", contesta otra, "Además, ella dijo que salieramos a comer cuando tuviesemos hambre...". No se termina de hacer el comentario que sale la profesora a cagarnos a pedos porque no habíamos salido a comer (como si no nos estuviésemos deborando los sánguches como si nunca hubiésemos comido!!!) sino que habíamos salido a charlar. Discución poco interesante, los que terminaron en sánguche entran... terminan entrando todos.

Estaban dando clase efectivamente, una de las ayudantes porque seguro que la profesora no sabía el tema.... suele pasar, no es nada raro. La explicación: la verdad que mucho no aclara, pero bueno, es un curso de ingreso en el cual podés entrar al aula 5 minutos antes de que pasen lista y vas a tener presente, un curso donde no tenés que aprobbar los exámenes, sino que sólo tenes que estar presente (nombre y hoja en blanco, más que suficiente).

Recreo, ergo, discuciones: régimen universitario significa que YO decido a qué clase entro y a qué clase no. Significa que YO decido si estoy presente en todo sentido o si sólo está mi cuerpo ahí como un ente, mirando al pizarrón con la mirada perdida. Significa que YO decido cuando entro, cuándo salgo, qué hago qué no hago. Significa que TODO lo que hago lo hago porque YO lo decido, porque es MI voluntad, porque ya estoy bastante grandecita para que me sigan tratando como si estuviera en la secundaria... 6 AÑOS DE SECUNDARIA PARA LLEGAR A LA FACULTAD Y ME TRATEN COMO UNA NENA??? Noooooooooooooooo!!! Estás muy equivocada flaca! No me importa que vos seas la profesora a cargo, YO tomo las decisiones acá PORQUE EL RÉGIMEN UNIVERSITARIO LO DICE!!!!





Esto es sólo una pequeña crítica de todo lo criticable, pero justo nos pasó hoy y quise remarcalo...

Euge

sábado, 16 de febrero de 2008

Da que pensar...

Nunca les ha pasado de estar en medio de una conversación que empieza siendo muy poco interesante y de repente se torna algo de en verdad da que pensar? O tal vez tan sólo al leer un libro se quedan pensando en lo que dice, en lo que significa, en por qué se escribió, o simplemente por qué lo están leyendo? Más simple aún, el por qué hacemos lo que hacemos nos da que pensar... Por qué actuamos, reaccionamos, respondemos de cierta manera y no de otra?

Soy una de esas personas a las que le gusta pensar, simplemente pensar, en todo lo nombrado anteriormente, en lo no nombrado, en lo que se me ocurra pensar. No importa el tema, la hora, en compañía o en soledad, a mi me gusta pensar, y me gusta pensar que pensar hace bien y que, hasta incluso en ocaciones, se puede sacar algo en limpio de lo pensado, algo verdaderamente bueno y que todo el tiempo concedido a ese pensamiento no fue un desperdicio, sino una inversión, una buena inversión... algo productivo.

Así mismo, como me gusta que los actos sean productivos, espero la misma finalidad para esta insulsa manera de libre expresión: espero poder sacar muchas cosas en limpio, cosas buenas, por qué no darme cuenta de las contras también, y poder crecer intelectualmente y pensar cada vez más en cosas más profundas e útiles.






Atte. a todos los pensantes,
muchas gracias por haber llegado hasta acá leyendo,



Eugenia Falomir Lockhart.